Incapacidad permanente por esclerosis múltiple

La esclerosis múltiple (EM) es una de las enfermedades más comunes del sistema nervioso central (cerebro y médula espinal). La EM es una enfermedad desmielinizante inflamatoria. Está provocada por un daño en la mielina, un material graso que aísla los nervios. En la EM, la pérdida de mielina afecta a la forma en que los nervios conducen los impulsos eléctricos hacia y desde el cerebro. Los síntomas pueden ser, entre otros, visión borrosa, debilidad en las extremidades, sensación de hormigueo, inestabilidad, problemas de memoria y fatiga.

A la mayoría de las personas se les diagnostica EM entre los 20 y los 40 años. La EM es de dos a tres veces más habitual en las mujeres que en los hombres. No hay ningún medicamento que pueda curar la EM, pero hay tratamientos que pueden modificar el curso de la enfermedad.

Una de las principales características de la esclerosis múltiple son los brotes de síntomas que sobrevienen sin previo aviso, siendo una enfermedad degenerativa, estos pueden ser cada vez más acusados, a pesar de ello las personas afectadas por la EM, en muchos casos, continúan trabajando aún con limitaciones físicas que son realmente excesivas para el trabajo que debe hacer diariamente, sin embargo, si los síntomas imposibilitan a seguir ejerciendo su profesión, la persona con EM debe plantearse solicitar una incapacidad permanente laboral.

El padecimiento de Esclerosis Múltiple no es suficiente para obtener incapacidad permanente. Se debe tener en cuenta que, como la ley indica, debe valorarse el conjunto de lesiones y limitaciones. La valoración de las incapacidades laborales en estas enfermedades requieren de un peritaje que ponga de manifiesto las limitaciones anatómicas y funcionales objetivables que presenta el paciente, el carácter permanente de las mismas y cómo reducen su capacidad laboral.